Camino de Santiago. Cuando el dolor te acompaña.

¿Alguna vez has querido alcanzar un sueño y te han surgido dificultades?,  ¿Complicaciones que  te han hecho dudar si lo podrías alcanzar?, ¿Dolores físicos que hacen que te replantees si realmente merece la pena avanzar?

Todas estas preguntas y muchas más salen de nuestra mente,  que recibe la información en forma de dolor del cuerpo. Un malestar fruto de un sobreesfuerzo, seguramente debido a la falta de costumbre. Todo en su justa medida se puede lograr. Sin embargo en ocasiones para alcanzar nuestro objetivo hemos de dar más de lo que es habitual en nosotros. Y el cuerpo se resiente. Y es cuando el dolor te acompaña.

El dolor no es más que el lenguaje que tiene el cuerpo físico para decirnos que la energía se ha estancado en nuestro interior.  Una llamada de atención para observar y cuidarnos.

Cuando nos proponemos alcanzar un sueño a largo plazo, hemos de estar atentos a los pequeños detalles. En el camino pueden ser los dedos de los pies. Poniéndoles vaselina antes de comenzar a caminar para que estén hidratados y evitar rozaduras que a la larga pueden crear esas compañeras del camino que nos hacen ser conscientes de cada paso que das.

Las ampollas nos recuerdan lo importante que es escucharnos y cuidarnos.

Haciendo que cada piedra del camino sea una representación de las dificultades que en ocasiones aparecen y siendo conscientes de nuestro caminar podemos esquivar o adecuarnos de la mejor manera.

Es en el camino cuando te das cuenta lo importante que es seguir nuestro corazón. Es él, el que te dice que sí merece la pena proseguir, el que siente que en un tiempo cercano ya ha conseguido alcanzar su meta y que ha merecido la pena. Es en ese instante cuando  conectas con la certeza de sentir que ya lo has logrado. La energía del corazón te impulsa a proseguir, minimizando los mensajes que la mente envía una y otra vez para parar y que cese el dolor y el malestar.

Escuchar el corazón hace que conectes con el logro. Que sientas que sí es posible. Que lo vas a lograr y que sin lugar a dudas, merece la pena avanzar.

Todo propósito requiere de un esfuerzo, proporcional al logro alcanzado.

Sentirte merecedor de ello, te conecta con una energía infinita que sale de lo más profundo de tu alma. Un alma inmortal que ha vivido multitud de experiencias y que sabe de lo que eres capaz.

Todo propósito que sale del corazón, es un esfuerzo de amor que tiene su recompensa en la vida y en la eternidad.

Gracias al trabajo personal realizado con el método Ataraxia, se puede lograr todo cuanto te propongas. Uniendo la fuerza del corazón con el poder de la mente hace que tomes las decisiones adecuadas para que el cuerpo aguante y alcances todo aquello que deseas en tu vida.

El dolor es un compañero de camino que si sabemos escucharlo, nos ayudará a mejorar, evolucionar  y dar lo mejor de nosotros mismos.

Es momento de seguir avanzando, planteándonos nuevos retos, nuevas ilusiones.

 “No importa el camino por el que vas, sino el Amor que pones en cada paso”.

Adelante, todo esfuerzo tiene su premio.

Con ayuda, todo es más fácil.

Buen Camino. Peregrino de la Vida.

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