En la vida pasan muchas situaciones que nos superan y que hacen que sientas la inestabilidad en tu vida. En ese instante conectas con la incertidumbre de no saber que te depara el destino. De que experiencias hay ante ti. Y si podrás volver a rehacer tu vida, albergando la esperanza de volverte a sentir vivo e ilusionado.
Eva de 36 años vino a visita, sintiéndose abatida a causa de su infelicidad en el trabajo y en su relación de pareja. “No puedo más”, me decía con los ojos tristes y decaídos. “Por más que hago nada cambia”, lucho por ser feliz en mi pareja y en el trabajo y no lo consigo. “No puedo seguir así”. Esta angustia le afectaba físicamente y le llevó a pedir ayuda, a profundizar en su interior y buscar respuestas a todo cuanto sucedía a su alrededor.
“Lo he dado todo”, “sólo quería que me aceptaran y me quisieran como soy”, me decía con lágrimas en los ojos. “no sé que mas puedo hacer”.
Fuimos al origen de todo cuanto estaba afectándola. Desde bien pequeña, tuvo que encargarse de sus hermanos, de su familia, ya que era la primera de tres hermanos. Sus padres siempre estaban discutiendo y ella por ayudar, intentaba calmar la situación, recibiendo el enfado de sus padres ya que no se ponía al lado de ninguno. Toda esta situación le activo una creencia en su interior “por mi culpa discuten y no son felices”.
No fue hasta la adolescencia cuando se dio cuenta, que siempre estaba ocupándose de los demás. De ayudar a todo el mundo a ver que las cosas no son lo que parecen. Que siempre hay una solución a todo cuanto sucede. Adquirió la gran responsabilidad que querer salvarlos a todos. De aliviar su sufrimiento, de liberar su dolor. Sin embargo no se dio cuenta que habían muchos chicos y chicas que no quería ser salvados. Que lo único que quería es liberar esas emociones, sacar el dolor de su corazón. Y ella siempre estaba ahí.
Al darse cuenta que no puedes ayudar a quien no quiere ser ayudado. Ya que descarga su ira sobre ti. Pudo empezar a cambiar. Y fue en ese preciso instante que tomo conciencia que la persona que más necesita esa ayuda y ese amor, es ella misma. Es entonces cuando sintió la aceptación de que todo está bien, tal y como está. Que al aceptarse, calma su interior y encuentra ese sentimiento de paz tan anhelado. Que al aceptar a los demás deja de atraer conflictos y situaciones que la alteran. Que lo que sucede forma parte de un plan mayor. Uno más allá del tiempo y del espacio. Un plan que hace que si aprendemos de todo cuanto pasa, vivimos una vida mejor.
Sus experiencias, se convirtieron en sabiduría. Un aprendizaje que puede ayudar a través de la palabra y el ejemplo a muchas más personas. Respetando todo lo vivido. Haciéndose responsable de todos los cambios acontecidos.
Ahora vive la vida aceptando cuanto sucede, viendo las oportunidades que ésta le da, para dar lo mejor de ella misma. Sabe que no puede echar atrás, sin embargo, sí puede cambiar su realidad, sintiendo la oportunidad de crear una vida mejor.
Sanando su pasado, recuperó un nuevo presente, lleno de oportunidades. Sintiendo que ahora se acepta y acepta cuanto pasa a su alrededor. Teniendo claro su objetivo. Crear una vida mejor.
Eva ha encontrado el amor verdadero, que le hace de espejo de lo que hay en su interior. Ahora dedica su tiempo a su pasión, ayudar como asistenta social a todas aquellas personas que no encuentran la luz en su caminar. “Y lo hago tan fácil, como si lo hubiera hecho siempre”, me dice con una sonrisa y unos ojos brillantes de ilusión.
Todos podemos y tenemos la capacidad de crearlo, de lograr todo cuanto nos propongamos. Son las emociones, los pensamientos y la actitud ante la vida, la que hace que esa realidad se manifieste.
Acéptate tal y cómo eres. Acepta lo que sucede a tu alrededor y si no te gusta, crea una nueva realidad. Empieza por ti, por dar lo mejor que hay en tu interior.
La vida está llena de oportunidades. Las cosas no pasan solas, has de provocar que sucedan.
Con ayuda todo es más fácil.