En muchas ocasiones buscamos respuestas a un sinfín de inquietudes que nos embargan. Pensamientos que nos perturban y no nos dejan avanzar. Emociones que se alimentan de esta manera de pensar. Nuestro cuerpo atento, nos escucha y por supuesto, obedece. Produciendo luchas internas que generan un fuego interno que nos altera o debilita. Afectando a nuestro sistema inmunológico que se hace vulnerable a los cambios climáticos y del día a día.
Un cúmulo de situaciones que nos apartan del equilibrio que necesitamos para alcanzar nuestras metas, nuestros sueños e ilusiones.
Cuántas veces hemos y estamos viviendo esas luchas. Quizás formen parte de la condición humana. Estar constantemente marcándonos retos que superar. Lo importante es que esos propósitos no se conviertan en un castigo y te exijas tanto que no te permita disfrutar.
Incluso alejarte de esa energía primaria que nos dio la vida puede hacer que pierdas el sentido de la misma. Entrando en un abatimiento que te haga caer en una depresión existencial de pérdida de fe y esperanza. En el fondo una desconexión de ti mismo. De tu esencia, de tu Alma, de todo cuanto te mereces.
Es por ello que en estos instantes de cambios, surge la necesidad imperiosa de conectar contigo mismo. De recuperar quien eres, de avanzar y alcanzar tus sueños.
En muchísimas ocasiones, han venido personas con la necesidad imperiosas de saber que han venido a hacer. Cuál es su propósito de vida. Qué hago aquí. Sintiéndose desubicadas en la realidad que están viviendo. Todo cuanto han hecho y conocen les alejan de lo que su Alma ha venido a hacer.
Si todo en la vida tiene un propósito o un plan mayor. No crees que quizás todo cuanto te está pasando no es más que una oportunidad para encauzar tu vida y recuperar la felicidad que tanto anhelas. No es momento de decir “basta” y afrontar de una vez por todas, yendo a la raíz de todo cuanto te afecta y luchar por mejorar tu vida.
La elección sólo depende de ti y está en ti. Culpar a otros o a la sociedad de todo cuanto está pasando, hace que te adentres aun más en ese pozo que tanto cuesta salir. Sin embargo hay personas que te pueden ayudar. Que te tienden una mano para avanzar. Pero solamente tú puedes coger esa mano. Porque nadie te va a salvar.
Aceptar la ayuda es el primer acto de Amor hacia ti mismo que puede crear tal cambio en tu interior que todo a tu alrededor comience a moverse y reestructurarse.
Y es en el agradecimiento de todo cuanto tienes y de quien está a tu lado, cuando generas esa energía de Amor que hace brotar la ilusión. Haciendo a su vez llegar la información adecuada, la claridad, la seguridad de que todo cuanto llega es para mejor. Volviendo a sentir y a experimentar las ganas de Vivir.
Con ayuda todo es más fácil. Permíteme acompañarte en el fascinante viaje a descubrir, quién eres y qué has venido a hacer. Merece la pena.